La complejidad es el desafío, no la respuesta.... Morin, E.

miércoles, 15 de junio de 2011

Desde una lógica dualista al monismo regionalizado

Sin duda, como se ha mencionado a lo largo de este blog el hombre ha ocupado diferentes formas el espacio natural que poseemos, donde priman necesariamente los espacios rurales cuya forma de vida se caracteriza por una fuerte tradición, costumbres y sobre todo de una mentalidad muy distinta a la que existe en los espacios urbanos generalmente con la presencia de mentes agitadas, mentes en stress, mentes que ni siquiera reconocen su cuerpo, solo se vive esperando el próximo día para seguir con la fastidiosa rutina, ya que obligadamente las personas tienen que adaptarse muy rápidamente a la tecnología, que a esta altura me suena a “maldita tecnología” que obviamente es mucho más avanzada que en el campo, necesitamos un momento observar y cautivar el mundo más que transformarlo, como dice Gracq: “tantas manos para transformar este mundo, y tan pocas miradas para contemplarlo”…
Por lo tanto, creo que la raíz de este problema es que el paisaje aún no lo podemos observar y entender como una totalidad en la que no hay separación de sus componentes, tanto biofísicos como socioculturales, por ejemplo, separar la cultura de un lugar para aumentar la economía de este por ejemplo, las ganancias serán mucho mayores si en el desarrollo de una región incorporamos el componente cultural donde los actores sociales tengan una importante participación en el desarrollo.

¿Por qué hablar de monismo en una sociedad tan dual?
La concepción dualista de la realidad oponiendo lo tradicional con lo moderno, el campo frente a la ciudad, la agricultura frente a la industria y la ruralidad frente a lo urbano poco contribuye a una comprensión completa del espacio, y donde su antagónico el “monismo” del griego “monás” o unidad, hace referencia a un universo formado por una sola sustancia, en la que los elementos divinos, naturales y humanos, son una misma cosa. De ahí que el entendimiento contemporáneo del concepto pone a la naturaleza y a la sociedad en un plano homeostático y complejo, nunca predecible.Los territorios son un completo y un complejo, ya que trasciende lo espacial, son el producto social-histórico, dotado de una determinada cantidad de recursos naturales, ciertas formas de producción, de consumo e intercambio de estos productos junto con una serie de instituciones que organizan al resto de los elementos, es decir, posee un carácter social único, de ahí el arraigo se hace fundamental porque un territorio sin personas, no es un territorio es sólo un pedazo de tierra, es también la base del establecimientos de redes de todo tipo, el manejo de la naturaleza, es decir, el ser humano se encuentra en permanente interacción con su entorno es por eso que no podemos hablar de región cuando no estamos valorando y viendo los componentes que realmente hacen de ella un lugar único. Es necesaria la coexistencia de los físico y geográfico con una dimensión histórica, como también la importante labor de incluir a los grupos sociales en las decisiciones de planificación territorial abordando los problemas que han surgido a raíz de la integración nacional a economías trasnacionales, como las presiones entre ambos espacios surgidas por la globalización y que aumenta la brecha entre los espacios que aprovechan las oportunidades que ofrece éste mercado y entre los espacios vulnerables aumentando la posibilidad de inserción y aumentando las distancias, en este caso de los rurales, que albergan la mayor parte de los recursos naturales, proporcionando a la población alimento, esparcimiento y servicios ecosistémicos.

Chile, ha experimentado un acelerado proceso de urbanización, regido principalmente por la economía capitalista, impulsado en la década del '70  con la liberación económica (¿economía descentralizada?), es decir, se esperaba un desarrollo de un sistema más equilibrado, producto del aprovechamiento de las ventajas comparativas que ofrecía la distribución espacial de los recursos naturales y la apertura a un mercado mundial, ésto produjo un crecimiento económico junto con la reindustrialización y la terciarización del aparato productivo; se intensifica la concentración metropolitana ocurriendo fenómenos tal como la suburbanización, punto de conflicto entre el uso de suelo urbano y rural. La ciudad con estos cambios se transforma en una ciudad policéntrica y suburbanizada, cuya dinámica expansiva ha incorporado a diversos centros urbanos aledaños y áreas rurales; la distribución del ingreso ha contribuido a mantener una ciudad muy fragmentada, además, de la incorporación de nuevos artefactos urbanos que la articulan.

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